¿Por qué Galileo Galilei?
Editorial

Realismo estadístico
Ernesto Rojas

Generación de Conocimiento como Estrategia para el Desarrollo Territorial: entre la Incertidumbre y el Determinismo
Javier Alberto Gutiérrez López

La capacidad de soporte del territorio, un instrumento para definir las condiciones de habitabilidad de la ciudad en el plan de ordenamiento territorial del municipio de Medellín
Sergio Fajardo Valderrama

Creación y Destrucción del Empleo en la Industria Colombiana
Jan Ter Wengel

Desarrollo y ordenamiento territorial para construir un país más equitativo y con regiones competitivas
Oswaldo Aharon Porras Vallejo

La Descentralización en Colombia: Un Reto Permanente
Sandra Patricia Devia Ruiz

La construcción de la territorialidad para los grupos étnicos en Colombia
Fabio Alberto Ruiz García

Estrategia de producción de cartografía digital para el Censo General 2005.
Avances en la consolidación de la Plataforma de Información Básica de Colombia

Lilia Patricia Arias D.

Las Caras de la Moneda
Entrevistas a Alberto Mendoza y Orlando Fals Borda

Ciencia, Tecnología y Desarrollo
Eduardo Posada Flórez

Calidad y estadística
Eduardo Libreros

Descripción de los Procesos de Calidad de Datos en el Repositorio de Información Básica. (Primera Parte)
Nicolás Dib David

El Sistema de Gestión de la Calidad SGC en el DANE
Lucy Quexada

Género, un nuevo reto en las Estadísticas Nacionales
Judith Sarmiento Santander

El Derecho en la Sociedad de la Información
Néstor A. Méndez Pérez

Prensa - Libros
Jorge Eduardo Estrada

Cine, Tecnología y Sociedad
Yolima Andrea Díaz

Sudoku
Separata

Judith Sarmiento Santander
Magister en Estudios de Género, Mujer y Desarrollo,
Universidad Nacional de Colombia
Asesora Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer
jsarmiento@presidencia.gov.co

El tema de Género1, como un novedoso campo de las Ciencias Sociales, ha tomado gran interés en los últimos años y se ha convertido en una importante tarea al interior de diversas entidades públicas y privadas a nivel central y territorial. La labor desarrollada por entidades del Estado y los organismos de cooperación internacional para impulsar su implementación, nos ha permitido acoger mandatos internacionales, preceptos constitucionales y legales tras la búsqueda de una mayor justicia social y una aplicación de los derechos humanos2.

Profundizar sobre los aportes que este enfoque le hace al desarrollo; compartir los avances y retos y proyectar su implementación, nos lleva a pensar en el tema de indicadores, para considerarlo un medio para la identificación, analizar y transformar las condiciones que causan situaciones de desigualdad e inequidad entre mujeres y hombres.

Si bien la Equidad de Género es pre-requisito para la igualdad, nos exige interrelacionar género, desarrollo, democracia y derechos humanos, buscando que las políticas macro y micro promuevan un desarrollo sostenible, la disminución de la pobreza y la reducción de las brechas sociales. En Colombia, particularmente, diversas iniciativas y estrategias se han venido desarrollando desde el gobierno, la academia y la sociedad civil, con el interés de afectar las políticas públicas que promuevan procesos para aplicar medidas específicas y estableciendo metas sensibles al género.

Así mismo, hemos avanzado en establecer estadísticas relevantes al género promovidas en las entidades responsables mecanismos que han ido incorporando este enfoque y asociándose a procesos de investigación y formación, para profundizar en análisis conceptuales y promoviendo modelos de intervención, capacitación y aplicación en las mediciones e indicadores del desarrollo.

Mejorar la formulación, recolección y análisis de indicadores que contribuyan a un mejor diseño de políticas, programas, proyectos y presupuestos sensibles al género, son retos de las entidades responsables.

Consideremos a las estadísticas tradicionales como buen punto de partida para enriquecer la información, desde la construcción de indicadores de género, ya que éstas presentan limitaciones aun cuando se logre desagregarlas por la variable sexo3:

1. Falta de integración, coherencia y visión de conjunto. Los temas de género son reconocidos como un campo específico del conocimiento, de la práctica y de la aplicación de políticas, que necesitan tener su correspondencia en el área estadística. Por tanto,

2. No recogen los asuntos de género discutidos en la sociedad.

3. No cubren materias estadísticas emergentes desde los usuarios

4. Los conceptos en que se basan las mediciones estadísticas no consideran la situación diferente de la mujer.

5. Las actividades de terreno y de procesamiento de la producción estadística tienen sesgos de género.

6. El diseño de las tabulaciones para la publicación de los datos no toma en cuenta la necesidad de dar visibilidad a las mujeres.

7. No se cuenta con un balance real de los esfuerzos que desde los Estados han emprendido sobre las estadísticas relacionadas con la categoría de género, tarea aún pendiente para que se traduzcan en cambios institucionales y culturales.

Otras consideraciones tienen que ver con factores de carácter estructural:

a. La cultura crea estereotipos, valoraciones y percepciones diferentes que requieren ser transformadas, creando condiciones propicias para trabajar el enfoque. Se requiere cambiar la percepción para cambiar la reacción frente a las políticas.

b. Falta de formación para asegurar en los técnicos/as una mayor sensibilidad frente a la importancia de considerar más allá del enfoque tradicional, el enfoque de género.

c. Difícilmente se asignan presupuestos de manera desagregada ya que tradicionalmente se han concebido y ejecutado las políticas de manera neutral, para todo el grupo poblacional.

La demanda entonces, por estadísticas de género, ha hecho visible la debilidad de las estadísticas tradicionales; pues superar situaciones de desigualdad sólo es posible identificando de manera diferencial, interrelacionada y coherente, situaciones específicas de hombres y mujeres. Su construcción es un proceso que involucra a toda la sociedad; a productores, usuarios/as y beneficiarios/as; pues su participación es un prerrequisito en la identificación de las necesidades que se desean resolver.

Las estadísticas tradicionales generalmente son agrupadas bajo la denominación de “estadísticas sociales, demográficas y conexas” y se refieren a materias como población, hechos vitales, salud, educación, ciencia y tecnología, cultura, seguridad social, justicia, hechos policiales, etc. También son consideradas dentro de las estadísticas sociales materias relacionadas con el desempeño económico: como empleo, trabajo, salarios e ingresos.

Esto genera nuevos retos en construir indicadores cuantitativos y cualitativos que den cuenta de situaciones de equidad, inequidad, o desigualdad, que en relación con el impacto permitan medir los avances en el ejercicio de los derechos humanos para el logro de: Libertad como consecuencia del ejercicio de los derechos civiles, políticos para el aumento de la participación y de autonomía; Igualdad como posibilidad real de acceder a bienes básicos que requieren las personas para desarrollar sus capacidades individuales, sociales para llevar una vida digna y que están en estrecha relación con el logro de la equidad y solidaridad; en esta línea están los derechos económicos, los culturales con el respeto a la diferencia y a la pluralidad; y la Solidaridad, como consecuencia del derecho a la paz, al desarrollo y al medio ambiente sano; los cuales protegen intereses comunitarios relacionados con las necesidades urgentes de la comunidad y con el conjunto de condiciones básicas que permiten la supervivencia y el desarrollo integral de mujeres y hombres en una sociedad4.

Colombia tiene nuevos retos y, a la vez, nuevos mecanismos que vienen facilitando la construcción de indicadores sensibles al género5; contamos hoy en día con sistemas de información, con investigaciones y publicaciones que dan cuenta sobre la situación de las mujeres en relación con los hombres como usuarias de la Política de Reactivación Social6.

Incorporar género en el desarrollo es un mandato de la Plataforma de Acción de Beijing (ONU1995); Beijing convoca a los gobiernos, a la comunidad internacional, a la sociedad civil, a las y a los productores de estadísticas oficiales a trabajar en algunas acciones para superar problemas críticos desde los objetivos estratégicos y mejorar la producción y el uso de estadísticas en género7.

Específicamente en cuanto a estadísticas de género, recomienda identificar:

1. La feminización de la pobreza,

2. La Violencia contra las mujeres.

3. La participación de las mujeres en el poder y en los procesos de toma de decisiones

4. Mejores mediciones del trabajo no remunerado

5. Invita a mejorar la conceptualización, y afinar las definiciones, proponer clasificaciones

6. Avanzar en la recolección de estadísticas por sexo en áreas prioritarias como el poder e influencia de las mujeres, el trabajo y la economía, la violencia contra la mujer, la salud y la discapacidad.

Recientemente, y acogiendo ésta y otras recomendaciones, la Ley 1009 del 2006 crea de manera permanente el Observatorio de Asuntos de Género, demandando de las entidades del Estado trabajar y dar cuenta de indicadores sensibles al género . Esta Ley, sin duda, establece nuevos retos para el gobierno nacional, los gobiernos departamentales y municipales; pues requiere fortalecer la capacidad institucional; desarrollar procesos de capacitación, monitoreo y seguimiento, así como adecuar sistemas de recolección de información, para incorporar el enfoque de género, en donde las variables de sexo, edad, etnia, territorio y nivel socioeconómico son fundamento de este trabajo.

Así mismo y acogiendo por lo tanto lineamientos internacionales y como recomendación que busca la continuidad y sostenibilidad en las acciones, es necesario impulsar indicadores para el empoderamiento, el cual facilita aumentar la independencia, la autonomía, el conocimiento y por ende el poder de la población en condición de desventaja y en el logro de la igualdad de género y la reducción de la pobreza. En esta dimensión, diseñar y monitorear indicadores que permitan superar las condiciones de pobreza desde el enfoque de empoderamiento es una estrategia; promover la gobernabilidad democrática es un requisito; aumentar la participación en la toma de decisiones, formulación de políticas y control de los recursos, una medida y considerar las necesidades prácticas8 y estratégicas9 en la planeación del desarrollo es una condición. Por lo tanto, es una necesidad distinguir entre indicadores prácticos y estratégicos, los cuales expresan cambios o transformaciones, por ejemplo en la participación laboral de las mujeres y en aquellos que mide un cambio en los roles de género, por ejemplo, la división sexual del trabajo.

Finalmente, es preciso reconocer que cambiar los paradigmas frente a las estadísticas y políticas nacionales requiere de voluntad política individual, colectiva e institucional; de procesos de formación, concertación y compromiso; y sólo en la medida en que transformemos nuestra percepción frente a las oportunidades del desarrollo a favor de la población en condición de desventaja incidiendo en ella de manera diferencial, ocurrirán verdaderas transformaciones en el impacto contra la pobreza.

1 Categoría de análisis que permite identificar, trabajar y transformar las relaciones aprendidas y asignadas por una cultura a mujeres y hombres. En nuestra cultura, estas relaciones se establecen desde el proceso de socialización determinando identidades en lo masculino y lo femenino que asignan roles diferentes a cada uno de ellos/as, que desarrollan relaciones de poder desiguales que provocan condiciones de desventaja, generando así discriminación, subordinación y por ende violencias de género.

2 La Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer, como entidad responsable de las políticas para el adelanto de la Mujer y la equidad de Género, ha venido desarrollando, desde el año 2003, un proceso de diseño, promoción e implementación del enfoque de género en las entidades del nivel central y territorial y en esta tarea la identificación y construcción de indicadores de género ha ocupado un espacio de gran relevancia. Así, la firma del “Acuerdo Nacional por la Equidad entre Mujeres y Hombres” suscrito por todas las entidades del Estado (14 de Octubre de 2003), facilitó establecer Agendas de trabajo y concretamente con el Departamento Nacional de Estadísticas DANE se ha trabajado en el fortalecimiento institucional para la construcción de indicadores sensibles al género: capacitación, investigación, ajustes a sistemas de información; en Octubre de 2006 se llevará a cabo el Diplomado en Estadísticas de Género desde el Centro de Altos Estudios en Estadísticas CAN-DANE apoyado técnicamente por esta Consejería, UNIFEM y el PNUD.

3 Gálvez, Thelma; Macroeconomía Género y Estado. Departamento Nacional de Planeación/40 años, BMZ/GTZ. TM Editores. Bogotá 1999.

4 Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer. Manual para la Trasnversalidad de Género en el Desarrollo. Módulo 2 . Pag 10. 2006

5 Particularmente con el apoyo del PNUD, UNIFEM se ha desarrollado el proyecto de “Fortalecimiento Institucional” con la Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer, mediante el cual se avanza en consolidar estrategias y procesos de institucionalización de este enfoque en las entidades del nivel central y territorial, en las políticas públicas y en acciones de sensibilización de funcionarios/as públicas, organizaciones sociales y la academia con el fin de promover la construcción de indicadores de género, la investigación, la recolección de información, la sistematización y la formulación de recomendaciones que apunten a superar las condiciones de desventaja que afectan a distintos grupos poblacionales.

6 Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer, Observatorio de Asuntos de Género, 2004-2006

7 DNP. BMZ, GTZ; Macroeconomía, Género y Estado. TM Editores. 1999. Pág. 216

8 Hacen relación a las demandas básicas de mujeres y hombres para vivir dignamente y garantizar su sobrevivencia; educación, salud, salario, vivienda, nutrición, recreación.

9 Buscan el cambio en las relaciones entre mujeres y hombres, en las relaciones de poder, en reconocimiento, participación.