José Celestino Bruno Mutis y Bosio nació en Cádiz, el 6 de abril de 1732.
En Cadiz, estudió filosofía y adelantó estudios de física, química y botánica. Obtuvo su grado de Bachiller en Medicina en la Universidad de Sevilla, en donde también se instruyó en ciencias naturales, climatología, teología y mineralogía.
Trabajó en el Hospital de Marina de Cádiz y, en 1757, se trasladó a Madrid donde fue nombrado médico de la Casa Real de Fernando VI y trabajó como suplente de la cátedra de anatomía del Hospital General. Mientras tanto, perfeccionaba sus conocimientos de botánica en el Jardín botánico de Migas Calientes y también ampliaba sus conocimientos en Astronomía y Matemáticas.
En 1760 decidió partir para América como médico personal de Pedro Messía de la Cerda, recién nombrado Virrey del Nuevo Reino de Granada, pues consideraba que era en el Nuevo Continente donde podría consagrarse como científico.
Hacia 1762 fue profesor de matemáticas y de astronomía en el colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. Fue en este período cuando se mostró seguidor de los principios elementales del sistema de Copérnico. Debido a esto, y a pesar de contar con una posición privilegiada en las élites del Nuevo Reino y de haberse recibido como sacerdote dos años antes, en 1774 fue perseguido por parte de la Santa Inquisición y tuvo que defender la conveniencia de la enseñanza de la física y matemática modernas hasta que, finalmente, fue absuelto.
En 1766 Mutis empezó su actividad como minero, contribuyendo a la modernización de la minería en el Virreinato, tanto en los aspectos de producción, como en los de industrialización.
En 1770, encontró el árbol de la quina1 en las cercanías de Santafé de Bogotá, y se dedicó a determinar en qué sitios se encontraba y qué posibilidades económicas tenía, estudiando insistentemente sus características y virtudes terapéuticas. El descubrimiento comercial de la quina representó su gloria como botánico y le dio reconocimiento entre los científicos europeos de la época, lo que más tarde, en 1784, lo hizo merecedor de ser nombrado miembro de la Academia de Ciencias de Estocolmo y de la Real Academia de Medicina y de la visita de Humboldt en 1801, quien definió a Mutis como “Patriarca de los Botánicos” y le dedicó su libro “Plantas equinocciales.”
El 1 de abril de 1783 se dio inicio a la Real Expedición Botánica. 20 años antes, cuando los deseos de Mutis eran la explotación de los recursos minerales, la divulgación del pensamiento científico y la elaboración de una completa Historia Natural de toda la América hispana, no sólo por aspiración científica, sino además motivado por un interés económico, había solicitado el apoyo de la Corona en distintas ocasiones para la creación de la expedición sin que sus solicitudes fueran tenidas en cuenta.
La Expedición fue la única que no salió ni regresó a España y quizás, la que mayor trascendencia tuvo en el destino político de la región en la que actuó, ya que fue motivada luego de la Revolución de los comuneros, en 1781 y, por lo tanto, creada no sólo con fines científicos, sino también de evaluación e información social, política y económica.
La expedición botánica se prolongó por 33 años, 25 de los cuales fue dirigida por José Celestino Mutis. Durante este tiempo se intentó comercializar varias especies y productos; muchos de éstos, en especial las hierbas medicinales, fueron sustentados por rigurosos estudios sobre su forma de preparación y sus usos populares. Sin embargo, su principal objetivo comercial fueron las quinas. A partir de sus experiencias escribió, en 1793, su única obra científica acabada: “El arcano de las Quinas”: estudio médico que contiene la descripción de siete especies de quina, en el que se instruye sobre su aplicación curativa en bebidas fermentadas, proveniente de la relación de Mutis con los indígenas quienes le suministraron toda la información sobre los métodos de preparación de la quina, que ellos usaban de manera diaria.
Mutis también contribuyó al desarrollo del estudio de la medicina, pues él incorporó el estudio de la anatomía a través de la disección, y colaboró, entre 1802 y 1804, en la redacción y organización del plan de estudios de la recién fundada facultad del Rosario.
Queriendo potenciar los recursos naturales del territorio donde realizaba su trabajo, no sólo para el beneficio directo de la Corte sino también pensando en el propio desarrollo cultural del territorio americano, apoyó e impulsó las Sociedades de Amigos del país y la astronomía. Auspició la creación de la Sociedad Patriótica del Nuevo Reino de Granada para impulsar la agricultura y la mineralogía, en 1801, y gracias a él se inició la construcción del Observatorio Astronómico de Santa Fe.
Siempre quiso que su obra permaneciera en la Nueva Granada, para enseñanza de quienes estuvieran encargados de proseguir sus trabajos. Sin embargo, tras el movimiento independentista, el General Morillo remitió a España gran parte de los materiales de la Expedición Botánica y desde 1818 gran parte de este material reposa en el Jardín Botánico. En 1954 se publicó parte de su obra con el nombre de la Flora de la real expedición botánica del nuevo Reino de Granada.
Otro aporte del sabio fue el estudio de las lenguas indígenas de su entorno y, entre sus actividades, estuvo la elaboración de una serie de vocabularios elementales (100 palabras de cada idioma indígena) por encargo del rey Carlos III.
Mutis murió el 11 de septiembre de 1808. Tras su muerte, su sobrino, Sinforoso Mutis Consuegra tomó las riendas de la Expedición Botánica.
En 2008 se conmemora el bicentenario del fallecimiento de esta figura de invaluable protagonismo en la historia de Colombia, precursor de la investigación en ciencias naturales en nuestro medio. Por tal motivo, el Ministerio de Cultura desarrollará, durante el año en curso, diversas actividades culturales y artísticas que tienen como propósito mostrar los diferentes intereses del sabio, reflejados en sus investigaciones sobre las riquezas minerales, la fauna, la astronomía, la matemática, y la descripción de personas y costumbres.
1 La quina es la corteza del quino o “cascarilla”, de aspecto y cualidades diferentes según la especie de que procede. Es un medicamento febrífugo, tónico y antiséptico. Se emplea principalmente en forma de polvo, extracto, tintura, jarabe, vino, etc.; y al exterior en infusión o cocimiento para el lavado de heridas y úlceras. Contiene diversos alcaloides, todos útiles como antipalúdicos. Aparte de alcaloides, posee también principios astringentes.
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