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Franja Institucional
Por un Dane Moderno
Nuestra gente tiene mucho que contar… en esta sección abrimos un espacio para destacar historias de vida de gente DANE que en muchos lugares del país desarrolla actividades artísticas, humanitarias, sociales, pedagógicas y que con su esfuerzo extra se destacan en su comunidad.
Por un Dane Moderno
Una historia de lucha y solidaridad
Cuando tenía solo ocho años de edad, a José Adolfo Herrera le cambió la vida. Un lamentable descuido desencadenó un accidente con un tren en Barrancabermeja que le arrebató sus dos piernas y su brazo izquierdo… más no sus ganas de vivir y seguir adelante.

Desde el día del accidente a la fecha, ha sido sometido a más de veinticinco cirugías, que además de mejorar su calidad de vida, lo han fortalecido como ser humano y le han permitido demostrar que las limitaciones no existen cuando la fuerza del espíritu es más poderosa.

Hace un año, este administrador de empresas con maestría en Administración de Empresas, ingresó al equipo del DANE Central para apoyar el equipo de CANDANE. Ahora se desempeña en el Área de Gestión Humana.

Nuestro compañero José Adolfo Herrera, está agradecido con la oportunidad que tuvo de ingresar al DANE y demostrar sus capacidades como profesional: “Para una persona en situación de discapacidad no es nada fácil acceder a un empleo y menos cuando se ha estudiado. Si bien en los últimos años las empresas han empezado a abrir sus puertas a las personas en situación de discapacidad, generalmente es para cargos como empacadores o algo así. Antes de entrar al DANE llevaba un año sin empleo y tocando muchísimas puertas, sin una respuesta positiva o que se ajustara a mis aspiraciones como profesional”.

Las dificultades que tuvo que enfrentar a lo largo de su vida, ante su situación, lo motivaron a desarrollar diversas habilidades que emplea para demostrarle a las personas que tienen algún tipo de discapacidad, que no existe razón para desfallecer. Hace veinte años, el caso de un niño de Valledupar que perdió al igual que él sus dos piernas y un brazo en un accidente, lo impulsaron a trabajar por la comunidad. En esa ocasión, abanderó una campaña para que el pequeño recibiera la ayuda médica necesaria y recursos para su recuperación. Desde entonces trabaja por la comunidad en situación de discapacidad, en especial por los niños.

“Dios me quitó parte de mi cuerpo, pero me dotó con habilidades que me permiten demostrarle a la gente que la discapacidad no hay que ponerla como una barrera ante la vida, sino dejarla siempre atrás. Yo juego fútbol, monto en bicicleta, juego tenis, camino y corro como cualquier persona; y es precisamente ese tipo de actividades las que yo enseño en mis charlas, para que la gente entienda que una persona en situación de discapacidad puede tener una vida normal”, agregó.

A lo largo de su vida, se ha dedicado a recorrer fundaciones y llevar sus propuestas a diferentes partidos políticos, con el objetivo de que las personas en condiciones especiales tengan la oportunidad de mejorar su calidad de vida y cuenten con más oportunidades para desarrollarse como cualquier otra persona. “En vista de que mi vida siempre estuvo rodeada de médicos, cuando terminé el bachillerato tomé la decisión de presentarme al programa de medicina y me negaron la oportunidad de ingresar porque a un médico no podía faltarle un brazo. Fue entonces cuando ingresé a estudiar Administración y siempre me empeño en hacer las cosas bien”, manifestó.

Y de esto no queda duda, pues en el año 1999 recibió el premio Portafolio al ‘Mejor Administrativo del País’, cuando laboraba como contratista para el Seguro Social, entidad a la que dedicó 14 años de su vida.

Este samario de nacimiento, quien vive hace más de 30 años en Bogotá, afirma que lo que más disfruta en la vida es ayudar y servir a los demás. Actualmente vive con su madre y se describe como una persona disciplinada y responsable.

Gestionando una prótesis hace varios años, llegó a la Fundación CIREC, donde se quedó y desde entonces procura apoyar a través de su labor social a las personas que lo necesitan. Allí, recibió el premio al mérito Estrella de la Esperanza, por sus altas calidades humanas y vocación de servicio a la comunidad.

Su más reciente obra social corresponde al apoyo prestado a Jesús López, un pequeño de cinco años que nació sin piernas y quien apenas inicia su camino de adaptación a sus primeras prótesis. Con el objetivo de motivarlo a superarse y empezar su proceso de recuperación, José Adolfo Herrera lideró una campaña en el interior del DANE para recolectar regalos y celebrar el cumpleaños a este pequeño luchador. Esta campaña contó con el apoyo de decenas de funcionarios de la entidad.  “Recibimos más de cuarenta regalos que llenaron de alegría a Jesús. Es un gesto que agradezco en nombre de él y su familia, pues es una manifestación de apoyo y solidaridad que sin duda alguna le servirá al niño para salir adelante”, dijo.

José Adolfo continuará su labor por la comunidad en situación de discapacidad y espera que pronto llegue el día en el que la inclusión sea un tema real y estas personas cuenten con verdaderas oportunidades de desarrollo y crecimiento en el país.